He visto fines de semanas que no creerías, interminables filas de automóviles con globos y evangélicos en su interior vociferando que Dios y Cristo me aman, niños (y no tan niños también) exigiendo sus golosinas pro amenaza de sufrir la ira de sus travesuras, tal y como lo han visto durante años en la televisión por cable, un mercado persa en plena calle Villa Alegre de la cual llegue a mi casa con gafas nuevas, cidis pirateados, nalcas y un montón de tonteras un cuanto-hay de cosas que ni siquiera voy a ocupar, grupos musicales auspiciados por Visine y etc, etc.
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