Por Luis Marín
La biblioteca de Parición es ñoña y huele a neurosis, a falta de vuelo y de luz (si, sé que se puede argüir su premiada eficiencia, que no es un sinónimo de calidad de servicio... porque el Mamo Contreras era un tipo muy eficiente, por dar un ejemplo cualquiera). Huele a carnicera y mojigata beatitud. Huele a pesadez esencial (el joven de barba es superdotadamente desagradable, casi un ejemplo para la humanidad) y a falta de imaginación, de humildad y hasta de sentido común.
Huele al vacío cementerio de un orden cerebral mal entendido (¡el orden no tiene nada que ver con la creatividad ni con el gozo lector, señores... es apenas un componente subalterno del mismo!): con sus libros apilados, custodiados con fatua soberbia, como un montón de huesos disolviéndose en las ansias carnívoras de la nada. Huele a dos mujeres absurdas y adeptas al servilismo.
Recuerdo que ambas me atendieron pésimo cuando fui por vez primera y me permití sacarlas de su religioso marasmo de jugadoras de solitario.
Recuerdo que ambas me atendieron pésimo cuando fui por vez primera y me permití sacarlas de su religioso marasmo de jugadoras de solitario.
-"Señorita, me puede atender por favor"
-"¡NO VE QUE ESTOY OCUPADA!"
-me interpeló la neurótica mayor, con un tono prepotente de mujer que ha pasado demasiado tiempo sin conocerse. Pero después, cuando salió el artículo de mi libro PALACIO LARRAÍN en el periódico de Fernando Castro (un artículo algo grandilocuente a mi modo de ver, pero que agradezco) y supieron del lanzamiento de mi libro en Parición, a la siguiente visita me trataron con un servilismo que me dio verguenza ajena, pues era como si yo fuera otra persona. ¡Da lo mismo que un sujeto sea Ricardo Lagos o la encarnación de Vicente Huidobro Fernández, pues, en lo que a servicio respecta, merece la misma consideración que el más desharrapado de los borrachoides o pilletes paricinos! ¡Y lo que digo está consagrado a nivel evangélico!
Así no más es la cosa, señores. Estas damas, que resguardan como propio un patrimonio que es de todos (¿acaso han escrito algo estas señoras?, ¿a quien han inspirado?, ¿a quien han instado al placer de la lectura?, ¿que acto de generosidad han tenido para con la misma?, ¿cuántos libros han regalado a gente que no suele leer?), están llenas de prejuicios y hasta malas caras, de un clasismo hediondo que homologa cultura a no sé qué. Y carecen de mirada abierta: y una persona con anteojeras es tan buen lector como un caballo carretonero.
Bueno, tómenlo con sentido del humor. Y, pese a todo, háganse socios, porque el fin justifica los medios. Y media hora de dolor de guata justifica el libro que les van a prestar. Además, los pordioseros morales y enanos espirituales también merecen el perdón de nuestro Señor (jeje).
Y para terminar, unas palabras del gran Bolaño, extraidas de la tercera parte de su enorme novela "2666"
"Leer es como pensar, como rezar, como hablar con un amigo, como exponer tus ideas, como escuchar las ideas de los otros, como escuchar música (sí, sí), como emborracharse y como hacer el amor, como contemplar un paisaje, como salir a dar un paseo por la playa"... ¡A DESPEINARSE SEÑORES, QUE LA LECTURA ES DE TODOS, Y PRINCIPALMENTE DE LOS SERES INCORFORMES!
-"¡NO VE QUE ESTOY OCUPADA!"
-me interpeló la neurótica mayor, con un tono prepotente de mujer que ha pasado demasiado tiempo sin conocerse. Pero después, cuando salió el artículo de mi libro PALACIO LARRAÍN en el periódico de Fernando Castro (un artículo algo grandilocuente a mi modo de ver, pero que agradezco) y supieron del lanzamiento de mi libro en Parición, a la siguiente visita me trataron con un servilismo que me dio verguenza ajena, pues era como si yo fuera otra persona. ¡Da lo mismo que un sujeto sea Ricardo Lagos o la encarnación de Vicente Huidobro Fernández, pues, en lo que a servicio respecta, merece la misma consideración que el más desharrapado de los borrachoides o pilletes paricinos! ¡Y lo que digo está consagrado a nivel evangélico!
Así no más es la cosa, señores. Estas damas, que resguardan como propio un patrimonio que es de todos (¿acaso han escrito algo estas señoras?, ¿a quien han inspirado?, ¿a quien han instado al placer de la lectura?, ¿que acto de generosidad han tenido para con la misma?, ¿cuántos libros han regalado a gente que no suele leer?), están llenas de prejuicios y hasta malas caras, de un clasismo hediondo que homologa cultura a no sé qué. Y carecen de mirada abierta: y una persona con anteojeras es tan buen lector como un caballo carretonero.
Bueno, tómenlo con sentido del humor. Y, pese a todo, háganse socios, porque el fin justifica los medios. Y media hora de dolor de guata justifica el libro que les van a prestar. Además, los pordioseros morales y enanos espirituales también merecen el perdón de nuestro Señor (jeje).
Y para terminar, unas palabras del gran Bolaño, extraidas de la tercera parte de su enorme novela "2666"
"Leer es como pensar, como rezar, como hablar con un amigo, como exponer tus ideas, como escuchar las ideas de los otros, como escuchar música (sí, sí), como emborracharse y como hacer el amor, como contemplar un paisaje, como salir a dar un paseo por la playa"... ¡A DESPEINARSE SEÑORES, QUE LA LECTURA ES DE TODOS, Y PRINCIPALMENTE DE LOS SERES INCORFORMES!
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