Por Narcisa Lezano Barriga
Era Octubre
Era octubre,
En donde por vez primera, la lila floreció
Y con sus pequeños pétalos
Tierra y aire aromó.
Era octubre,
Ella distinta nació.
No miró la lila;
Su flor no olió.
Era octubre,
La lila creció hasta el ventanal.
Ella no la alcanzó,
Al no crecer como la flor primaveral.
Era octubre,
Ella, ahí nada más quedó.
Sus pasos fueron lerdos;
En su alma sí nacían los sueños.
Era octubre,
Ella, su mente maduro.
Quiso escribir para todos
Y la lila, su belleza le regaló.
Era octubre,
La lila, cincuenta y ocho veces floreció.
Además su tronco y sus hojas se endurecieron
Y ella, con ya cabellos de plata, cincuenta y ochos años cumplió.
No Creeré
No creeré en su falsa paz;
No creeré en sus futuros.
Pues ellos nada más son capaces
De odiar con sus ideales absurdos.
Ni de los unos; ni de los otros
Quiero oír sus exposiciones.
Pues todos atropellan como salvajes potros
A causa de sus aberraciones.
Yendo cada vez
A nuestras mentes exístanlo.
Pues desean que nosotros y los demás
Vayamos a nuestro tiempo despreciando.
En el aire se respira sus venenos
A causa de sus vomitados alientos.
Pues sus intereses no son serenos
Los que hacen enloquecer a nuestros momentos.
Jamás dirán nos equivocamos;
Jamás dirán lo sentimos.
Pues con sus pensamientos se sienten amos,
Creyéndose que son eternos en sus destinos.
Y Dios, qué está pensando
Viendo a estos mortales hombres ante el hato.
Pues directamente al infierno nos están llevando
A causa que ellos han olvidado su terrenal mandato.